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viernes, 22 de mayo de 2020

A JULIO ANGUITA


La tierra que te alberga desde ahora 
se llena de tristeza y se revuelve, 
se embriaga de tu vida y te devora,

de tu saber se colma y no te absuelve, 
que quiere poseerte eternamente. 
Por mucho que le ruegue no devuelve

la luz de tu pasado a mi presente,
te abraza con abrazo tenebroso 
que derrama tu sangre en un torrente.

El suelo te requiere riguroso
bajo el polvo que oculta tu presencia
y el viento te reclama caprichoso,

te precisa en su vuelo y en su esencia,
no perdona el dolor de no tenerte,
no tiene de tu herida ya clemencia.

Tu cuerpo se disputan, aunque inerte,
el lejano horizonte que te espera
y el aire que se muere por quererte.

Te vas como viniste, sin bandera,
sin tesoro banal y sin peculio,
solo queda decirte, a mi manera,
la tierra sea leve, amigo Julio.



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