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lunes, 3 de junio de 2019

Aritmética en dos sonetos


CIENTO CINCUENTA Y CUATRO
(Soneto I)

Un verso endecasílabo buscaba
en el profundo azul de aquellos ojos,
en la dulzura de esos labios rojos
que en mis ardientes sueños anhelaba.

Y ante el blanco papel yo me encontraba
pariendo de mi lápiz versos cojos,
naciendo de mi pluma ripios flojos
ni ritmo ni medida al verso hallaba.

Pero en este soneto que aquí os dejo
quede la prueba del esfuerzo mío
y sea de mi empeño fiel reflejo.

Va saliendo la cuenta que porfío:
Ciento cuarenta y tres y no me quejo,
ciento cincuenta y cuatro y ya me río.


TRESCIENTAS OCHO
(Soneto II)

Ciento cincuenta y cuatro en uno cuento,
habrá pues que seguir suma que suma
aunque llegue a la boca blanca espuma,
aunque al corazón hiera gran lamento.

Aunque desgarre al alma el sufrimiento
y la claridad se haga obscura bruma,
aunque vuelva a mi boca aquella espuma
que me ahoga y me causa gran tormento.

Y cuento y cuento un verso y otro verso,
y sumo y sumo y llega al fin la cuenta
y ya en ciento veintiuna estoy inmerso.

Pero en ciento cincuenta y cuatro aumenta
y a esta altura ya nada me es adverso:
trescientas ocho acaban con mi afrenta.

VEN, EMÉRITA


¡Ay, qué miedo, qué terror!
Personas tras los cristales
que semejan animales
llenos de ira y de furor.
 Y esos rostros, ay qué horror,
que me miran fijamente,
tan apasionadamente,
entre cánticos feroces
me amenazan con sus voces.
¡Nunca he visto tanta gente!

¡Ay, cuánto odio vi en sus ojos,
cuánta rabia reflejaban!
Las murallas las montaban
con niños, mujeres, cojos.
Ni en la guerra con los rojos
tuve yo tanto temor
¡cuánta rabia, cuanto ardor,
qué consignas, cuánto afán!
¡Gritaban en catalán
provocando un gran pavor!

Y yo os lo digo en conciencia
que fue por gracia del cielo,
nos libramos por un pelo,
nos salvó la providencia.
Y, apelando yo a la ciencia,
la pregunta bien esquivo
del letrado inquisitivo
que valiéndose en la toga
siempre impío me interroga...
y es que el tiempo es relativo.

Ven, emérita valiente,
a salvarme de este horror,
ven, emérita de amor,
ven, emérita doliente.
Alza, emérita, la frente,
emérita que suspira
y emérita que me inspira.
Ven, emérita que llora
a esa España que te implora.
¡Ven, emérita, es mentira!

viernes, 8 de marzo de 2019

Beso de la muerte


En una tumba estarás,

losa de cemento duro,
solo queda en tu futuro
el silencio nada más.
En tu silencio serás
piedra y polvo en el camino,
el verdadero destino
de tus huesos y mis huesos,
de mis labios y tus besos,
de aquel amor peregrino.

Petó de la mort 

Aquesta magnífica escultura (fotografía de 2012) pertany a una tomba del Cementiri del Poblenou (Barcelona) primer cementiri que es va situar fora ciutat. Data del any 1930 i al epitafi, en homenatge al jove Josep Llaudet Soler allí enterrat, figuren aquests versos de Mossèn Cinto Verdaguer:

Mes són cor jovenívol no Pot més;

a ses venes la Sanch s'atura y glaça
y l'esma ja perduda la fe abraça
sentint-se caure de la mort al bes

domingo, 17 de febrero de 2019

UN DOMINGO EN COLÓN

Foto publicada en la prensa de la época
   Es un domingo en Colón
el que vengo a relatar,
que os lo quiero yo contar
desde mi humilde opinión.
Obligada condición
en este relato mío
es mostrar en él mi hastío,
mi repulsa y mi vergüenza.
Esta historia, pues, comienza,
en conseguirlo confío:

   Ya está la soflama escrita

en los ardientes papeles,
piensan que son coroneles...
reyes son sin coronita.
Osados abren la espita
del ego que los inflama
y van prendiendo la llama
del odio a quien no es igual.
Son cerebro genital,
son conciencia de almojama.

   Entre la miseria gozan

reclutando admiradores,
serán fieles servidores
del lodazal en el que hozan.
Y cuando sus garras rozan
el corazón de las gentes,
como alfileres candentes
asolan su dignidad
llenando de iniquidad
sus empobrecidas mentes.

   Como estandarte una cruz,

son reserva espiritual
de esa España medieval
que llevan en la testuz.
Algunos hacen el buz
a su patriotismo bajo,
son la España del badajo
y la Santa Inquisición,
son razón de sinrazón,
son ¡A por ellos, carajo!

   Añoran tanto a Fernando,

a Isabel añoran tanto
que es su añoranza gran llanto
que van al cielo clamando.
Y al pueblo van reclamando
su católica unidad.
¡Fascista realidad
su bandera y su consigna
que ante el altar se presigna
con hipócrita humildad! 

   En su lengua viperina

se amontonan, ponzoñosas,
las mentiras asquerosas
que atesora en su letrina.
Entre sus heces camina
esparciendo su veneno
revolcándose en el cieno
en el que tanto disfruta.
La mierda pues, se disputa
entre fascismos sin freno.

   Tres, tres, mira que eran tres

que ese día se juntaban
y en el podio relajaban
de la cabeza a los pies.
La foto que ahora ves
es aquella que decían
que ni de broma querían.
Bien sonrientes se les ve
y en su sonrisa se lee
la bazofia que porfían.

POEMA IMPROVISADO

Solitaria,
como una mano sin la otra,
como mis labios sin tu nombre,
solitaria.

Roja,

como un sueño de colores,
como la sangre de una herida,
roja.

Hermosa,

como el cielo sobre la mar,
como el beso de una ola,
hermosa.

Cuántas cosas por decir,

cuántos sueños por contar,
cuántas horas por vivir,
cuánto amor que recordar.

Solitaria, roja, hermosa...