Ella fue la última en partir. Primero fue Manuel, después Ramón, después Josefa. No me despedí de ninguno de ellos como yo hubiera querido, pero supongo que eso nos pasa siempre…Cuando desaparecen nuestros seres queridos siempre pensamos que algo se nos quedó en el tintero, algo que decirles, algo que hacer por ellos o con ellos.
Cuándo Veneranda se fue me salieron estos versos que hasta ahora no pude concluir, siempre faltaba algo, incluso ahora siento que falta algo; pero también pienso que digo en ellos lo que siento y que puedo, y así lo hago, dedicarlos a todos ellos: A papá Manuel, a tío Ramón, a mamá Josefa, y en especial a ella, a mamá Veneranda.
Ya se ha ido, me dijeron,
eso fue de madrugada
y las estrellas quisieron
velar tu sueño hasta el alba.
Desde mis labios partieron
solamente dos palabras,
dos palabras que surgieron
de muy adentro, del alma.
Como rugido del trueno
en tormenta desatada
quebró un te quiero el silencio
de la mañana callada.
Sé que me oíste, mamá,
desde tu nueva morada
pues muchas veces rompieron
el silencio esas palabras.
Palabras que desde el pecho
en ir al cielo se afanan
y rasgan el aire frío
buscando en él tu mirada.
Sé que me oíste, mamá,
desde tu nueva morada.
!Cuàn profundo llegan al alma estos, tus versos, Piteira!
ResponderEliminarCreo que esa sensaciòn que describes cuando un ser querido se va, es comùn a todos. No sè por què no lo notamos màs en vida.
Creo que ellos nos escuchan desde donde se encuentren y su amor siempre nos acompaña.
Conmovedoras letras Poeta.
Saludos desde Mendoza
Bueno, a mi me gusta pensar que están siempre muy cerquita.
ResponderEliminarMuchas gracias por pararte en estos versos, Mariela.
que bonito escribes Pepiño
ResponderEliminarTus palabras siempre llegan a donde van.
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