De alegrías y quebrantos
bien repleta está la cesta
y es mi suerte bien funesta
pues entre colores tantos
solamente los espantos
en mi mano se prodigan.
No es consuelo que me digan
que otros hay peor tratados
pues a mí por todos lados
los agravios me fustigan.
Y los males que a otros duelen
a mí nada me lastiman,
¡que a otros sus males opriman!,
con sus dolores se amuelen
y que a sus dioses apelen
porque les cambie la suerte,
que yo apretando bien fuerte
en el pecho mi lamento
espero el triste momento
en que me alcance la muerte.
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Precioso y gran verdad Xosé.
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