Llegan látigos negros
esperando tus heridas,
llegan estallando en la noche
sedientos de espaldas frías.
Esclavo de la miseria
serás bajo sus golpes,
llorando sal y vinagre,
muriéndote en los albores
de un país que no te quiere,
de un tirano que te come.
Levántate, no te quedes
Levántate, no te quedes
a esperar sus estallidos,
levántate y despierta
de ese gran espejismo.
Hoy comes caliente,
mañana será frío
el alimento que engorde
la quimera que has vivido.
Levántate y despierta
Levántate y despierta
de ese sueño baldío,
que ya no te queda nada
de lo que te fue prometido.
Será la lucha larga,
Será la lucha larga,
mas lucharás por tus hijos,
porque látigos tan negros
no hieran sus hombros finos.
Real. Real e conmovedor. Sempre atinas onde queres.
ResponderEliminarBicos. Moitos.
Grazas, Concha.
ResponderEliminarXa sentía a soidade nestes versos.