¡Cuánto dolor de mañana
y fragancias de jazmín!
¡Cuánta luz en mi ventana!
Yo preguntando por ti
pregunto a la madrugada,
pregunto al ocaso al fin:
¿A dónde fuiste amor mío
cuando te fuiste de mi?
Te llevaste mi sonrisa
y las ganas de vivir.
Vuelve, amor mío, vuelve,
ven de nuevo junto a mi,
mira que si tú no vuelves
yo de amor he de morir.
¡Cuánto dolor de mañana
y fragancias de jazmín!
Así estos versos cantaba
mientras andaba la vida,
mientras caminos andaba
con pasos a la deriva.
Curtido el rostro de viento
y de sol del mediodía
se le secaron los ojos,
lágrimas ya no tenía,
que en otro tiempo lloraba
cuando estos versos decía.
Mucho lloró por su amada
cuando ella no le quería;
mucho por su amor lloraba,
un amor que ya no había.
Ahora tan sólo canta
canción de melancolía
mientras va andando caminos,
mientras va andando la vida.